Los albaricoques son los frutos de los albaricoqueros, árboles de la familia de las rosáceas a la que pertenecen otras otras plantas tan conocidas como el almendro ( Prunus dulcis), el melocotonero ( Prunus persica), el endrino ( Prunus espinosa) o el cerezo ( Prunus avium) . Estos pueden comerse crudos, en almíbar o secarse constituyendo los famosos orejones. La industria de los zumos utiliza con frecuencia este fruto para producir zumos exclusivos de calidad o para mezclarlos con el zumo de otras frutas al las cuales el albaricoque aportar sus aromas y sus azúcares.
Los albaricoques son frutos de forma esférica y color anaranjado y con un gran hueso alojado en su interior. El árbol es originario de China septentrional, desde donde se extendió al resto del mundo, y en particular al continente americano a partir de siglo XVIII. En el mercado suele encontrarse en los meses anteriores al verano, cuando su consumo suele ser al natural. También suele encontrarse en forma de mermelada, jarabe o confitura. Contiene un elevado porcentaje de vitaminas, aunque la carencia de azúcares hace que resulte más nutritivo el melocotón, perteneciente a la misma familia.
Es una fruta delicada y muy aromática. Su carne es arenosa y de menor sabor que la del durazno o melocotón. Se los consume crudos, cocidos en preparaciones dulces y saladas, o deshidratados. Deben ser manipulados con cuidado ya que se estropean si reciben un golpe. Son una rica fuente de vitamina A.
Se suelen consumir como fruta de mesa, en tal caso es necesario lavarlos previamente.
Se emplean así mismo para adornar tartas.
Cuando están arrugados, podemos pelarlos, deshuesarlos y pasarlos por la batidora, con lo que obtendremos un néctar para usar en ponches y sorbetes.
Puede usarse también en la elaboración de productos derivados tales como confituras, compotas, zumos, mermeladas....
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